Filomatic, la hoja del gustirrinin
Filomatic, ¡y da un gustirrinin!
La hoja de afeitar que revoluciona el mundo del afeitado se llamaba Filomatic, se fabricó en España, pero vino de Alemania. Allí era donde la familia Bassat tenía su fábrica de elementos cortantes: cuchillos, tijeras, navajas... Era una empresa intternacional ya a principios del siglo XX, tuvieron fábricas en Turquía, en Francia y en Inglaterra. Hasta que en el año 1929 se trasladan a Barcelona donde abren otra fábrica, en la que también fabrican una conocida hoja de afeitar, la Palmera.
En el 1964, esta inquieta y emprendedora familia llega a un acuerdo con la empresa británica Perma Sharp, participante en el invento de esta innovadora hoja de afeitar: acero inoxidable recubierta de teflón. Así que enseguida lanzan en España esta nueva marca. La campaña también fue bastante adelantada a su época: hicieron un reparto de tres millones de hojas en los buzones de familias de toda España para que pudieran probar la nueva hoja de afeitar, que duraba quince veces más que una hoja tradicional.
Quienes recuerdan sus primeros afeitados con esta hoja de afeitar seguramente recordarán el estribillo de su publicidad: ¡y da un gustirrinín! para remarcar la suavidad con que eliminaba el bello facial. Y claro, esa publicidad es ademas inseparable de un gran y admirado cómico nacional: Miguel Gila. La potente campaña de publicidad protagonizada por el famoso humorista es todo un éxito y la gente no ide un paquete de hojas de afeitar, empieza a pedir Filomatic.
Miguel Gila
Bien merece una lineas este magnífico y querido humorista, quien puede considerarse el creador del monólogo en España en los años 50, un estilo (Comedia en vivo) bastante evolucionado en otros países, que en España no floreció hasta finales de los 90, gracias a Pepe Rubianes y a la popularización que logró el canal Paramount Comedy.
Miguel Gila con su teléfono hizo reir a muchos españoles. Todo un referente es su monólogo que comenzaba con "¿Es el enemigo?" donde ponía en solfa todo el absurdo de las guerras. Cuando se produjo el golpe de estado en España, y la consiguiente guerra civil, Gila contaba con 17 años, y era miembro de las Juventudes Socialistas. Se alistó para defender al gobierno legal. Fue apresado en Córdoba, donde llegó a ser fusilado según cuenta en sus memorias, pero como dice en su monólogos: me fusilaron mal, así que logró contarlo. Fue cuando lo iban a apresar que rompió su carnet de Juventudes Socialistas, y rompió su ideología. Pasada la guerra pagó el precio de la derrota en uno de los campos de concentración de la dictadura, luego en la cárcel y finalmente en el ejército.
En esos tiempos comenzó a dibujar viñetas y colaboró con revistas como la Codorniz y Hermano Lobo. Fue en 1951 cuando se sube a un escenario improvisando un monólogo sobre la guerra. Ya se sabe que un cómico puede decir verdades como puños si sabe hacerlo. Pronto alcanzó una gran popularidad, con sus actuaciones en teatro y en radio. Llegó a ser funcionario del sindicato vertical e incluso entró a trabajar en el diario El Alcázar gracias a la ayuda de un falangista. Era un hombre que no caía mal, incluso entre altos cargos de la dictadura. Su humor entre negro y surealista derribaba cualquier muro. Las fiestas del pueblo, la cita con el médico, los diálogos telefónicos con la suegra, todos eran monólogos inspirados que engachaban.
En 1962 emigra a Argentina, según decía el mismo: empachado de dictadura, auque también se cuenta que huía de su mujer que le acusaba de adulterio. De hecho podía entrar y salir de España sin mayor problema, es la época de sus anuncios de Filomatic. Regresa definitaivamente a España en 1985. Su humor seguía vigente y su popularidad también, hasta que en 2001 fallecía a los 82 años de edad.