Parece que fue ayer

El flit y el chass: DDT a mansalva

Muchos al leer este nombre ya notarán en sus olfatos el fuerte olor que desprendia aquel líquido pulverizado que eliminaba cualquier tipo de insectos y sus gérmenes, como claramente decía la publicidad.

El matamoscas
El mágino aplicador de matamoscas y su anuncio de radio

Y como no a nuestras mentes viene el genial aparato usado para la aplicación de estos terribles enemigos de insectos de todo tipo. El aparato de flis o matamoscas. No está claro de donde proviene el nombre, puede ser que del sonido que hacía al pulverizar el insecticida, del nombre inglés para moscas (flies) o de una de las marcas más extendidas, Flit.

Aquél aparato era de lo más ecológico: pulverizaba pero no usaba ningún propelente dañino para la capa de ozono. Claro el contenido no lo era tanto. Se basaba en un émbolo que recorria un tubo en cuyo extremo había un pequeño orificio. Al salir el aire por ese orificio absorbía el insecticida de un depósito adecuadamente situado bajo el orificio pulverizando el líquido por el ambiente, para los avezados en física: es la más didáctica aplicación del conocido efecto Venturi. Al pulverizar se escuchaba ese sonido cuya onomatopeya podría ser eso de flisssss.

En sus orígenes por los años 20 el insecticida usado era una mezcla de derivados del petróleo y alrededor de un 5% de DDT, aunque algunas marcas usaron Peltrina (un insecticida natural) en lugar del DDT. La composición fue variando llegando a incluir lindano. Una verdadera guerra química contra los insectos. Ya en los años 50 se observó el efecto dañino sobre la salud de este producto (se acumulaba en los tejidos grasos), y en 1985 se prohibiría el uso del DDT y los insecticidas domésticos dejaron de utilizarlo.

El anuncio del DDT Chass merece especial atención. Como otros productos la publicidad utilizaba canciones pegadizas para dejar su marca grabada en la mente de los consumidores. En este caso de utilizó un género castizo: un chotis, con música de Genaro Monreal exitoso compositor de obras como Campanera o Aceituneros, mientras la letra corría a cargo de Ramón Perelló, también autor de éxitos de la época como Mi Jaca o La bien pagá. Una muestra de la apuesta de la marca por la publicidad ya en mitad del siglo pasado.

En España Flit se comercializaba desde los años 20, mientras que DDT Chass vivía su época dorada en los 40. Estos productos permanecieron en el mercado hasta los años 70, con la entrada de otros insecticidas y marcas. La máquina fue sustituida por botes aerosoles en los sesenta. Se evitaba que en la preparación se tuviera contacto con el insecticida, que cada vez era más tóxico. En esos años también fueron apareciendo otros insecticidas, ya en aerosol, como Orión o Fogo o Raid basados en las mismas fórmulas y de fabricación nacional.

El flit en la prensa
Anuncio de prensa del Flit, 1930